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Los recortes de obra pública golpean de muerte a las pequeñas y medianas empresas del sector.


17 de junio de 2010

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El sector de la obra pública va a sufrir un duro golpe con las medidas de reducción del gasto público. La situación crítica de las empresas del sector con caídas de facturación nunca vistas veían en 2011 como el año de la estabilización del sector y meta obligada a la que llegar si se quería sobrevivir. El panorama ha cambiado por los ajuste necesarios para cumplir con la reducción del déficit.

La Confederación Europea de Constructores(EBC) repite el mensaje de patronales y sindicatos del sector.  Los recortes de obra pública del Ministerio de Fomento, de las CCAA y la de ayuntamientos( ante la imposiblidad de los ayuntamientos de endeudarse en 2011) tendrían tal impacto en el sector que podría suponer el cierre del 50% de las empresas del sector.

 

El impacto en las empresas.
La reducción del déficit público viene acompañada por recortes del Ministerio de Fomento en el PEI por valor de 6.400 millones además de reducción de la inversión pública de las CCAA. Por si fuera poco se le suma la imposibilidad de endeudarse a los ayuntamientos apartir de  2011. La suma de estos recortes será el golpe de muerte para la mitad de las pequeñas y medianas empresas del sector que acabarán cerrando.

El Ministerio de Fomento licita el 23% de la obra pública y las licitaciones de los ayuntamientos suponen el 38% de la obra civil y contratos de servicios que suponen una fuente de negocio para muchas empresas del sector.





La deuda que las entidades locales mantienen con las empresas del sector y el cierre del grifo de crédito en 2011 va a poner en aprietos a ambas partes. La morosidad de los consistorios se ha disparado y los plazos de pago superan los seis meses.  Sin no se les permite refinanciarse los compromisos de pago acabarán demorándose todavía más y estragulando a las empresas. Las entidades financieras ven como la reducción de la cartera de obras de sus clientes tendrá un impacto en la viabilidad económica de estas y su capacidad para hacer frente a los pagos.

Las cantidades que adeudadas por los organismos públicos son: el Estado con 6.500 millones , las CCAA con 4.000 millones y los ayuntamientos con 6.000 millones. Un montante de impagos que suman 16.500 millones.

La escasa diversificación de las pequeñas empresas será su mayor mal. Muchas de ellas se lanzaron a la obra pública como un salvavidas para capear la crisis ante la caída de la actividad en la obra civil, el sector residencial en particular y la alta morosidad. Ahora se encuentran que la obra pública tampoco los salvará. Han apostado todo a esta carta creyendo que sin realizar cambios profundos del modelo de negocio podrían sobrevivir. Ahora una vez errada la apuesta están abocadas al cierre, el tiempo para cambios se acabó.

Impacto económico.
Los recortes de Fomento tendrán un impacto en la recaudación fiscal. Por el recorte de 6.400 millones el Estado dejará de recaudar 3.000 millones en concepto de impuestos, cotizaciones e IVA.

Las estimaciones de la CNC calculan que el impacto de esta medidas supondrá una reducción del negocio en torno al 50%. En lo concerniente al impacto laboral supondría el fin de más de 115.000 contratos de trabajo, 18 empleos directos por cada millón de euros no licitado.

Un sector menos atomizado.
Uno de los problemas estructurales del sector siempre fue su atomización, acrecentada con el boom económico, que impidó un aumento de la productividad. La introducción de nuevos procesos y tecnología en empresas de tamaño reducido es cuanto menos una quimera por el peso relativo de la inversión en las cuentas y el concepto arraigado de coste agregado. El tema de la formación profesional en el sector es una asignatura pendiente. Salvo la dirección técnica no hay preparación en los trabajadores incluidos los miles y miles de encargados de obra sin formación sectorial de ningún tipo.

En lo que concierne a los proyectos el alto número de empresas en el sector ha mantenido la práctica de elegir a los profesionales(arquitectos y constructores) en base al precio más bajo. Es por tanto manifiesta la insatisfación de los clientes de la construcción que ven como hay desviaciones en los costes, se incumplen los plazos y la calidad no es la esperada. Algo está cambiando ya con los modificados en la obra pública y la valoración que se hace cada vez más en los proyectos y licitaciones a otros aspectos ajenos al precio. Una tendencia que acabará generalizándose.

El golpe de la crisis inmobiliaria primero y la obra pública después va a dejar un sector de la construcción muy mermado tanto en volumen de producción como en número empresas. Pero también van a permitir regenerar un sector que se había acomodado en la autocomplacencia al ver que la facturación crecía y crecía año tras año sin hacer nada.

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2 comentarios.:

Anónimo,  7 de julio de 2010, 13:47  

Amigos, si no se mantiene el nivel de obra pública España se va a hundir en la miseria, y a finales de año ya seremos casi 6 millones de parados...recordad estas palabras.....o hechamos al PSOE o acabaremos matándonos unos a otros.

Jose Antonio Romero 7 de julio de 2010, 23:50  

El impacto de la reducción de la obra pública se va a producir en dos vertientes:
Una primera por el recorte del gasto público del Ministerio de Fomento que afectará a grandes y medianas constructoras.
Y una segunda por la prohibición de endeudarse de los ayuntamientos en 2011(y está por ver en 2012) y la reducción del gasto de las CCAA que va aprovocar una fuerte caída de la obra pública de la que se nutren medianas y pequeñas constructoras.

La crisis actual y la espectacular caída de los ingresos del Estado no atienden a ideologías, hablamos puramente de números y de sus consecuencias económicas y sociales. Es el resultado de una economía que siempre fue subdesarrollada y que el boom constructor hizo olvidar al ciudadano medio que nuestro tejido productivo seguía compuesto por un sector industrial de polígonos industriales sin valor añadido y un sector servicios aupado exclusivamente por el consumo interno y el efecto riqueza generado por el boom de la construcción.
Ahora, destruido el sector construcción, volvemos a mirar a nuestro tejido empresarial y vemos lo que siempre fuimos, una economía de segunda fila, eso si, con 20 millones de población activa mal formado y acusada por el principio de Peter y la generación tapón.

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