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Gestión de Activo Fijo depreciable: Bienes y Equipos


9 de enero de 2009

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El motivo del presente artículo es dar relieve a uno de los asuntos dudosamente gestionados en las empresas constructoras e industrias auxiliares del sector de la construcción: el activo fijo.
Antes de nada definamos el activo fijo. Activo fijo son todos aquellos bienes perdurables en el tiempo durante el período de explotación de la empresa. En él se incluye los bienes y equipos de la empresa, desde el inmueble donde están ubicadas las oficinas hasta la maquinaria o equipos de producción. No se incluyen aquellos bienes que están sujetos al propio negocio de la empresa, considerados como circulante, como son los pisos contruidos con la finalidad de venta como es el caso de las promotoras inmobiliarias. En el caso que nos ocupa sólo prestaremos atención a los bienes y equipos que tienen depreciación, es decir, aquellos que el paso del tiempo reduce su valor.

En un sector tan atomizado como es la construcción, con una escala de tamaño de las empresas muy variado nos encontramos un parque de maquinaria y equipos con una vida útil extremadamente larga fruto de la propia diversidad del sector y de su adscrición al ciclo económico. Es tal la valoración que se tiene de estos elementos que tienen mucha salida en un mercado de segunda mano muy activo. Empresas que nacen, otras que desaparecen y otras que varían su tamaño alimentan este mercado. En una mayoría de empresas pequeñas y medianas la decisión de la renovación no atiende a criterios basados en un análisis de la economía de conservación y de inferioridad de servicio. Es bastante normal que el empresario piense que cuando tiene amortizado y pagada su maquinaria o equipos el único coste es el de explotación, por lo que entiende que su rendimiento está produciendo el máximo beneficio en ese momento y por ello retrasará su sustitución hasta que sus costos de explotación suban por averías constantes, por bajo rendimiento, etc, siendo un análisis incompleto que arroja un resultado incorrecto.

Para gestionar correctamente los activos fijos depreciables y conocer cual es el momento de su renovación hemos de cuantificar las ventajas e inconvenientes que analizaremos bajo los siguiente parámetros:

Economía de Conservación (E.C.)
Ventajas asociadas a retrasar la renovación teniendo en cuenta los precios de los equipos sustitutos, la disponibilidad y coste del dinero, y el servicio que el nuevo equipo prestará.
Inferioridad de Servicio (I.S.)
Inconvenientes de mantener el equipo como consecuencia de la disminución de la producción y del aumento del coste de explotación por envejecimiento y por obsolescencia frente al equipo nuevo sustituto.

Una vez cuantificados las ventajas y valorados incovenientes debemos deducir que:
Si I.S.<> E.C. debemos renovar el equipo.
El momento óptimo de renovación es cuando I.S.= E.C.

Para desarrollar el tema y de lugar a una reflexión sobre los agentes intervinientes nos centraremos en ellos sin cifras. Pondremos como ejemplo una maquina retroexcavadora de cadenas que compramos nueva. La maquina la financiamos a cuatro años y la amortizamos a nivel contable en cuatro años. Esta maquinaria tiene una vida útil muy por encima de los diez años. Partiendo de una carga de trabajo constante durante su vida útil analizamos el coste del producto, el coste financiero, su amortización contable y el rendimiento de su explotación. Dentro de la explotación incluimos los gastos que produce la maquinaria como son el gasóleo, aceites hidráulicos, mantenimiento y salario del operario además de los ingresos por venta de sus servicios o ingresos fruto de su producción. El primer año sufre una depreciación de un 25%. Los dos primeros años la garantía nos libra de cualquier coste por fallo mecánico. A partir de aquí las averías que se originen supondran un coste y una merma de ingresos por paro de la producción que quedarán reflejados en su cuenta de explotación. Entendemos que los primeros cuatro no deben darse averías graves sinó operaciones de mantenimiento por desgaste. A partir de este momento el número de averías irá en aumento aumentando por tanto los días sin producción y sin ingresos. Habremos finalizado de pagar el préstamo bancario y su amortización. En ese momento su valor en el mercado se sitúa sobre el 60%. La maquinaria nueva que hay en el mercado tiene un 15% más de rendimiento productivo. En el cuarto año la cuenta de explotación de la máquina arroja su mejor saldo. Es apartir de este momento cuando hay que empezar a valorar si debemos sustituir la máquina. La nueva máquina habrá que financiarla parcialmente pues sufragaremos parte del pago con la venta de la antigua, deduciremos sólo la parte financiada, no tendremos averías y aumentaremos la producción mejorando la cuenta de explotación además de un menor coste financiero en la compra. Si el resultado en la cuenta de explotación de la máquina nueva es igual o menor que la máquina antigua es momento del cambio.

Como datos complementarios al anterior análisis citaré alguno datos:
El consumo de carburante de la maquinaria se mantiene pero con un rendimiento muy superior. Hace diez años una máquina retroexcavadora de 25tn cargaba 12 m3 en un camión entre 8 y 10 minutos y ahora lo hace en 3 minutos. O lo que es lo mismo, antes se necesitaba de una máquina de 40tn donde ahora trabaja una de 25tn con el consiguiente ahorro en la compra, en el consumo y en el mantenimiento. El mantenimiento ahora es más sencillo pues están diseñadas para facilitarlo además de tener períodos entre mantenimientos más largos. Ha aumentado la fiabilidad reduciendose el número de averias. Ahora disponen de centralita permitiendo una precisión en los trabajos que mejoran su polivalencia además de ajustar los consumos según las necesidades y el trabajo a desarrollar. Son más seguras de operar y el operario trabaja en un puesto ergonómico con aire acondicionado y calefacción lo que mejora la seguridad, la eficiencia y el bienestar del operario.
A poco que hagamos números vemos que en maquinaria de obra pública su vida operativa no es igual a su vida útil. Además de los factores antes mencionados se dan circunstancias particulares de cada empresa atendiendo a criterios de estrategia, capacidad financiera, intereses preferentes y otros que pueden motivar alargar la vida operativa de los equipos.

Otro aspecto que muchas veces pasa desapercibido es el competitivo. Bien sea por un aumento de la productividad y/o fruto de una renovación constante de la maquinaria se consigue una ventaja competitiva en el coste de explotación que nos permite una mejora del resultado económico de la explotación y una mayor productividad posibilitando el acceso a obrs por mejor precio y por mayor capacidad productiva para cumplir plannings.

Y por último haré referencia al más intangible, la imagen de la empresa. Cuando estos bienes son visibles por nuestros clientes o posibles clientes generan una imagen subjetiva de empresa moderna, profesional, potente, que no tiene por que asemejarse a la realidad y que si fuera con maquinaria muy vieja generaría una imagen de rechazo hacia nuestra empresa.

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