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Formación e Inteligencia emocional, antídoto para el trabajo precario y el desempleo


12 de octubre de 2008

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La formación y la inteligencia emocional son los dos ingredientes que no deben fatal en el cóctel hacia el empleo deseado y de calidad. La formación depende de nuestra voluntad y determinación por adquirir conocimientos en mayor medida y está al alcance de casi todo el mundo, pero la inteligencia emocional está condicionada por elementos psicológicos y biológicos que difieren de un individuo a otro. 

Muchos jóvenes se quejan de tener salarios mileuristas y hago énfasis en la palabra "se quejan" en vez de "mileuristas". Y digo esto porque desde la perspectiva empresarial no todos los perfiles son válidos para el desempeño de un trabajo y cada empresario contrata según la ley de la oferta y la demanda que es al final la que ajusta el salario. Hay muchos jóvenes y no tan jóvenes que teniendo formación universitaria son mileuristas.

Desde la entrada de la democracia hasta nuestros días las cuotas de alumnos que salen de cada carrera universitària no se han correspondido con las demandas empresariales, es decir, en un afán socializador de la educación la universidad creaba más licenciados universitarios de los que cada sector necesitaba. Estos jóvenes han estudiado empujados por sus progénitores que no tuvieron esa posibilidad en su juventud. Se les ha hecho creer que estudiando triunfarían en la vida; recordemos cuantas veces nos decían que el hijo de fulanito era médico y de menganito ingeniero. Pero la realidad es otra. El mercado no les necesita a todos y menos en una economía con tantas empresas ancladas en modelos de gestión caducos y tan pocas empresas que generan valor. Pero aquí no acaba todo. La formación universitaria no está diseñada realmente para el desempeño de un trabajo, salvando excepciones (medicina,arquitectura,etc). Cuando un licendiado sale de la universidad no está preparado para trabajar y ser productivo, sus conocimientos son teóricos y muchas veces alejados de lo que será el desempeño de su trabajo. El recién licenciado al entrar en una empresa supone un coste y ha de pasar un tiempo prudencial hasta que pasa a ser productivo. La productivad es lo que determinará el salario de un trabajador en su empresa ajustado al puesto que desempeña. 

El empresario tiene problemas serios para cubrir los puestos de trabajos con personas que se ajusten al perfil y son muchos los procesos de selección en los que no existe ningún candidato apto. Un motivo es la poca formación externa que tienen los trabajadores. No somos un país donde prolifere la formación continúa. La gente habla de derechos pero no de deberes. Se exige buen trabajo y buen salario, pero ¿y que ofrecemos? Nadie pagará más de lo que valemos. Nuestros conocimientos tienen un precio en el mercado. Para poder exigir hay que ofrecer valor. 

El conocimiento y formación nos ha de situar en línea para poder conseguir nuestros objetivos. Se ha de valorar la demanda y futuro del trabajo que queremos obtener. Y se ha de ser consciente y realista a la hora de valorar que necesitamos para trabajar en un puesto determinado. El trabajador que opte por formarse concienzudamente en todos aquellos temas que un puesto de trabajo necesite tendrá fácil conseguirlo, y su sueldo será acorde al trabajo desempeñado y a su experiencia. Con poca experiencia y con mucho formación nuestro sueldo se resintirá porque el desempeño de los conocimientos recientes adquiridos empiezan a ser productivos pasado un período de asentarlos y desempeñarlos. Como dato mencionaré que la tasa de paro de las personas con formaciones de grado superiores o universitarias es de un 3,6%, o lo que es lo mismo, plena ocupación, mientras que las personas con estudios secundarios o sin estudios sufren tasas de paro del 7,6% y del 14% respectivamente y sus posibilidades de encontrar trabajo están entre el 60% y el 40% respectivamente.

Todos conocemos a gran número de personas con estudios que se quejan del trabajo y del sueldo, pero no tienen perfiles personales ni profesionales encaminados a la excelencia, es decir, no tienen el perfil personal para dar los pasos necesarios para finalmente obtener ese trabajo, ni tampoco el perfil profesional que se ajusta al puesto de trabajo deseado. La mayoría de los currículums que llegan a las empresas o consultoras tienen demasiado huecos de conocimientos. Bajo este paraguas debemos entender que para optar a un puesto de trabajo de calidad se debe buscar la excelencia. Y que antes que exigir derechos tenemos que cumplir con nuestros deberes hacia nosotros mismos. Lo demás será engañarnos.

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