Las pymes de la construcción cambian su “core business”.

España acabará 2009 con una situación macroeconómica my complicada de revertir en el medio plazo. El alto déficit, la alta deuda pública, la tasa de paro, la caída de la actividad económica, la alta morosidad, el endeudamiento de las familias y un sin fin de indicadores no permiten vislumbrar ninguna salida para la economía española en el corto y medio plazo. Sin duda la situación del sector de la construcción impedirá la recuperación de la economía por mucho que mejoren otros sectores. La matemática se impone imposibilitando que otros sectores compensen la caída de la aportación al PIB del sector constructor. Tampoco se podrán recuperar los niveles de actividad en sectores que dependan del consumo interno. Y por reciprocidad tampoco se reducirá de manera significativa la tasa de paro en los próximos cinco años, por contra seguirá aumentando durante 2010. No hay forma de absorber la abultada tasa de desempleados  en otros sectores en los que baja el grado de actividad, aumentan los costes de producción y pierden por tanto competitividad. Los aumentos de los tipos de interés que probablemente empezarán este año aumentarán las insolvencias,  endurecerán las condiciones de acceso al crédito e influirán de manera muy negativa en la recuperación de la economía nacional.


La fuerte caída de la actividad en la construcción unido a las negativas expectativas está generando cambios en los modelos de negocio de una parte cada vez más importante de las empresas del sector. Si bien no hay pastel para todas tampoco todas pueden entrar o conocen que existe ese pastel. Las grandes empresas del sector clarifican sus inversiones abandonando sectores menos productivos en forma de desinversiones o ventas y reconduciéndolas hacia sectores en crecimiento o con potencial de crecimiento. El sector está sufriendo un cambio profundo en su modelo tradicional de negocio. Sorprende este cambio no sólo por que rompe con el modelo tradicional de empresa constructora sinó también por la velocidad con la que se está produciendo. Las grandes constructoras que ya siguieron un modelo de crecimiento basado en la diversificación hace muchos años son ahora imitadas por las pequeñas y medianas empresas.  Las empresas con equipos humanos más preparados se están volcando en sectores como el eólico, fotovoltaico, residuos, las concesiones de obra pública como de gestión, VPO alquiler, promotores de construcción y gestión privada y otros sectores emergentes. En las empresas auxiliares de la construcción también se producen movimientos importantes y necesarios como el de algunas empresas de instalaciones eléctricas o instaladoras de cubiertas que están reorientando y/o complementando su negocio hacia la instalación de paneles y mallas fotovoltaicas en proyectos de rehabilitación. La situación económica unido a las expectativas de los subsectores emergentes ha provocado movimientos en otros sectores como la entrada de las cajas de ahorros en el mercado de las concesiones públicas como una empresa más. También las entidades y gestoras de capital riesgo se han fijado en el sector de las infraestructuras ante las escasas oportunidades de rentabilidad que ofrecen otros mercados.

Mientras las empresas que son conscientes de que el cambio es necesario para sobrevivir y crecer se van alejando del modelo tradicional la mayor parte del sector permanece inmerso en una crisis no sólo del sector sinó del propio modelo de negocio al que se han dedicado y del que no saben salir. La aportación de valor en la construcción es la apuesta de todos los organismos oficiales como vía hacia un modelo de crecimiento sostenible. El bajo perfil de la mayor parte de las empresas del sector no permite un viraje ágil en busca de una salida airosa. El inmovilismo, la baja capacitación, el lastre de sus cuentas y otros factores las sitúa en una delicada posición que está provocando y provocará muchas victimas tanto en forma de cierres, procesos concursales y una fuerte disminución de la estructura de las empresas que suelen implicar además una pérdida de conocimiento cuando atiende sólo a criterios económicos. Mientras unas no saben nada más que intentar subsistir esperando tiempos mejores otras se vuelcan a la desesperada en concursos públicos y en la rehabilitación, estrategias ambas que están colocando a muchas empresas al borde del abismo.

Las grandes constructoras hace tiempo y ahora los organismos públicos ya empiezan a reflejar (como el FEIL 2010) la apuesta decidida y firme sobre lo que será el futuro del sector: la aportación de valor y la sostenibilidad. No hay vuelta atrás.